miércoles, 21 de marzo de 2007

Bicigestiona tu vida

Bicigestion tiene como objetivo fomentar el uso de la bicicleta, aconsejando al ciclista sobre ciertas medidas que se deben tomar para una pedaleada segura y eficáz. Para eso iremos poniendo diversas informaciones sobre el ciclismo en la ciudad. No fomentaremos la segregación vehicular que excluye a los ciclistas de la calle, tampoco apoyaremos las medidas mediocres que plantean los gobiernos de turnos que solo fomentan y promueven el uso de autos, ya que estos son un exelente negocio para las transnacionales petroleras y automovilisticas que son las causantes de las guerras en Medio Oriente y las injusticias en America Latina y Africa. Apoyamos el uso de la bicicleta como alternativa directa para combatir el calentamiento global, la construccion de autopistas privadas y el derroche innecesario de plata en autos de lujo que solo sirven para demostrar una realidad falsa de Chile. Bicigestiona tu vida para no depender de las grandes transnacionales que controlan el precio del petroleo a nivel mundial, para no apoyar a las empresas extranjeras que vienen a Chile a enriquecerse de los pobres, para no apoyar a los gobiernos de turno que utilizan el dinero para modernizar el ejército, y para arrebatar el reinado de la calle a los autos !Bicigestiona tu vida!

2 comentarios:

Unknown dijo...

Ciclismo Capital

Por Pablo Rebolledo Dujisin
05.07

Son evidentes los beneficios que se presentan por el mero hecho de utilizar la bicicleta como medio de transporte, no sólo para entrenar o andar con un sentido de paseo, sino tan simple como realizar nuestros desplazamientos obligatorios del diario vivir, como ir al colegio, la universidad, el trabajo, la casa de nuestra pareja, o a donde sea que vayamos cada día. A continuación revisaremos algunos de estos beneficios, y luego algunas desventajas, para así dar luces y ayudar a realizar la elección del transporte a utilizar.

Cada día hace noticia el transporte público en la capital , ya sea el afamado Transantiago o las antiguas micros amarillas (que aunque nadie recuerda también hacían noticia a diario); gente colgando, apretados, incómodos, accidentados, asfixiados, etc. Aunado a esto, largos trasbordos y esperas que se traducen en irrecuperables pérdidas de tiempo; además de la lógica descongestión y apoyo a la descontaminación que produce, la bicicleta es bastante más rápida que el clásico microbús que recorre ésta u otras ciudades. Esto recuerdo que me lo dijeron en “Seminario de transporte” en las aulas de ingeniería de la Universidad de Chile, y lo he comprobado empíricamente más de una vez, en horarios normales jugando a las “carreritas” y en horarios peak viajando realmente lento.

Sumado a lo anterior, tenemos el ya conocido problema de nuestro país: rico y en vías de desarrollo, pero con unos índices de obesidad que a cualquiera hacen sospechar que algo anda mal; según la revista chilena de nutrición somos casi como Estados Unidos. Sí, el 22% de nuestra población es obesa y el 62% de nosotros, los chilenos, tiene alguna enfermedad relacionada con su índice de masa corporal; esto, junto con otros factores, hacen que la mitad de las muertes que se producen en Chile se relacionan con problemas cardiovasculares, no con accidentes de jóvenes alcohólicos, ni con atropellos ni crímenes ni nada más que con nosotros, o casi todos nosotros (el 73%) que nos alimentamos pésimo y no hacemos ni una actividad física durante nuestras vidas: comer, dormir, trabajar y dormir más.

Ahora bien, una persona que viaja unos 7 a 10 kilómetros, podría recorrer esta distancia en más o menos 30 minutos sin ser un deportista de elite, o sea, ir de Plaza Italia a Las Rejas, al Pueblito los Dominicos o a Quilín con Vicuña en media hora de pedaleo suave. Si hiciese esto beneficiaría a todos los santiaguinos al descongestionar, y de paso a sí mismo, reduciendo notoriamente sus posibilidades de morir joven y trabajando fuertemente sus glúteos, cuadriceps y gemelos (entre otros), lo que se traduce en la obtención de beneficios estéticos que le permitirían sentirse mejor durante el día, rendir más, pesar menos, desarrollar masa muscular y prevenir lesiones que acaben con sus rodillas y tobillos.

Quiero exponer mi punto aquí: la bicicleta, como medio de trasporte, no es exclusiva del deportista, sino de cualquiera que pueda caminar medianamente bien y que desee hacerlo mejor; en cuanto a la condición física, debo consignar que no es una cosa de suerte el poseerla o no, sino que es una cosa que se persigue, que se logra mediante el trabajo, pues nadie nace y se mantiene fuerte porque sí: es la conciencia de sí mismo lo que diferencia a las personas sanas de las débiles ¿Suda demasiado? Bueno, cámbiese de ropa cuando llegue a su destino ¿Necesito ser más claro? No lo creo, pero sigamos viendo algunos puntos negativos y su rebate posterior.

Muchas personas me han expresado su preocupación al verme pedaleando por calles y ciclovías, dado el supuesto peligro que implica. Sin embargo, sin ser un experto podría pensar que el simple hecho de ser ciclista amateur no implica un factor de riesgo mayor al de ser un usuario del trasporte público o al ser un peatón; quizás sí, quizás no, estadísticas no manejo realmente, no sé si existan ni quiero generarlas, pero sí sé que de existir y de mostrar números que desincentiven el uso de la bicicleta creo que se podrían deber a la irresponsabilidad de algunos o de muchos ciclistas: cascos, luces reflectantes, chalecos brillantes, banderines de colores, lucecitas que resplandecen y espejos retrovisores, que claramente harían bajar estos números a otros menos alarmantes; entonces, ¿es cosa de números o de responsabilidad? Con esto quiero decir que si usted lector teme ser atropellado entonces tome las precauciones correspondientes agregando seguridad a su viaje, o ¿cruzaría la Alameda por la mitad de una cuadra sin mirar si alguien viene? No lo creo, entonces ¿por qué habría de andar sin casco en la bicicleta?

Por otro lado, el tema del crimen y los asaltos; no quiero ahondar mucho, pero no se diferencia mucho de la exposición a que le roben la cartera o billetera en el metro, o a que lo asalten esperando el bus por la noche, o que le quiten el reloj durante la caminata a casa o al colegio; todos estamos expuestos, este tema es muy largo y merece uno o varios artículos especiales, en este momento, no quiero meterme mucho y ya dije lo que pienso.

Casi para finalizar mi idea deseo hacer un pequeño ejercicio matemático simple, y que espero puedan seguirlo; quiero hacer referencia y rebatir la clásica y esperable frase “es que no tengo bicicleta”. Bueno, nadie nace con una, hay que comprarla, eso está claro, pero ¿cuanto cuesta? Eso depende, hay varios modelos, algunas cercanas al millón de pesos, otras más baratas. En el comercio actual, y con la entrada de productos chinos al mercado, se pueden encontrar bicicletas nuevas por precios que rodean los treinta mil pesos, hasta menos que eso ¿son malas? Probablemente no sean las mejores, pero ¿qué uso le dará usted? ¿quiere transportarse o correr el Tour de France?

Para facilitar el cálculo del que les hablé diremos que vamos a comprar una bicicleta de treinta y ocho mil pesos ($ 38.000); esto equivale a cien veces trescientos ochenta pesos ($380) o sea a cien viajes en transporte público en Santiago; si alguien viaja sólo dos veces por día, digamos una de ida al trabajo y otra de vuelta, y nada más, nunca viaja tres o cuatro, estos cien viajes se realizarían en cincuenta días (considerando sólo los viajes en días hábiles). Esto quiere decir que en tan sólo dos meses de su vida la bicicleta estaría pagada, el resto de su vida, descontando reparaciones y mejoras, la persona que invirtió treinta y ocho mil pesos estará ahorrando todos los pasajes que compraría para sus desplazamientos ordinarios. ¿Vale la pena? Piénselo.

Para terminar, un llamado y una respuesta a otra negativa del sistema de transporte propuesto: los estacionamientos de bicicletas; primero, se debe entender que para que existan más y mejores estacionamientos especiales se debe crear una masa suficiente de usuarios que los necesiten, es decir, si nadie se “pone los pantalones” y todos se quejan desde sus casas que no les ponen estacionamientos de bicicletas, entonces no los pondrán, porque los encargados de ello no sabrán nunca que son necesarios; diferente es el simplemente llegar al banco o la oficina o a la universidad y generar el problema y que la bicicleta se vea estacionada de manera improvisada.

Por otro lado está la responsabilidad de instituciones que podrían acoger la instalación de este tipo de estacionamientos; muchos lugares que debiesen tener áreas especialmente habilitadas para esto no las tienen, como edificios públicos, bancos y edificios habitacionales; pero cuando colegios, liceos, institutos y universidades no los tienen, entonces estamos hablando de algo más grave, pues instituciones educacionales están apoyando y ayudando a aumentar aún más nuestra ya obesa población. Lo único que logran al no instalar estacionamientos especiales es decirles a sus estudiantes “no usen la bicicleta porque aquí no es bien recibida” y esto se traduce en alumnos obesos y con poca capacidad atencional que no crean hábitos de salud dentro de sus vidas. La universidad o el colegio son lugares de formación de personas; el que enseñen tal o cual materia dice bastante menos que la formación integral que debiera gestarse en estas instituciones.

Dicho esto, los invito, lectores, a utilizar la bicicleta, considerándola una inversión en su propia salud y una inversión en su economía; siendo por supuesto responsables y exigiendo y entregando respeto por los demás.

Unknown dijo...

Olvide decir:
el articulo anterior fue enviado a varios medios de comunicacion, entre ellos, la revista outdoors, la revista de deportes del mercurio y el portal tricuspide (www.tricuspide.com) que hasta la fecha ha sido el unico en publicarlo

Gracias

P.R.